En un entorno remoto, es fácil que las voces de algunos miembros se pierdan. Fomentar la escucha activa implica dar tiempo y espacio para expresar opiniones, validar los aportes del equipo y demostrar interés real por sus inquietudes. Además, la retroalimentación continua, tanto positiva como constructiva, debe comunicarse de forma clara y empática, para fortalecer la motivación y corregir posibles desviaciones sin generar conflictos.